El cine de terror asiático tiene varios lugares comunes. Uno de ellos son los niños fantasma. Su aparición en una película ya produce un cierto repelús y sabes que algo bastante fuerte va a pasar. Sobre todo, a la pobre chica que lo ve.
Esta vez, por lo menos, el fantasma infantil no tiene el pelo largo y mojado, sino que lo lleva cortito y seco. Algo es algo. Para compensar, contamos con otro elemento de los que dan miedo. Un lindo gatito que tiene mucho que ver con toda la trama de misterio y mucho miedo que tiene la película.
So-Yeun es una joven que trabaja en una tienda de animales. Un buen día, se hace cargo de un gato llamado Silky, que pertenecía a una pareja que ha sido brutalmente asesinada. Desde ese momento, la joven comienza a percibir la presencia de una niña de pelo corto y ojos verdes, como de gato, que le susurra cosas. Poco a poco, esa presencia comienza a convertir su vida en un caos, pero no encuentra a nadie quien le escuche.
La gente comienza a morir a su alrededor, uno a uno, y ella no encuentra otra solución que deshacerse del gato. Pero este vuelve a ella como un boomerang y todo comienza de nuevo. Con la ayuda de un amigo, comienza a investigar quien puede ser esa niña, y encuentra un hecho terrible en el que la niña estuvo involucrada.
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